Cima_del_Monte_Misen_Hiroshima_Japon

Información útil para viajar a Chugoku en Japón


☑️ Mapas de ruta independiente por distintos puntos de interés

☑️ Recomendación de hospedaje local en la bahía de Hiroshima

☑️ Sugerencias de trekking por Itsukushima e Iwakuni

☑️ Recomendación de transportes por la región

Relatos de Hiroshima


1. Punto de partida: Ciudad de Hiroshima

🚄 Transporte #1: Los trenes de la línea JR – podes chequear los horarios y tarifas en Hyperdia (enlace) – te dejan en el corazón de la ciudad.

🚌 Transporte #2: Hay opción de ómnibus (enlace) (se puede aprovechar los nocturnos para ganar tiempo y compensar una noche de hospedaje) que son mucho más accesibles que los trenes pero con un excelente servicio.

👍 Transporte #3: El autostop puede ser una buena estrategia porque las rutas son muy tranquilas. Además, hay que destacar que los japoneses manejan con un cuidado sumamente estricto.


Aunque las distancias entre las regiones japonesas no son tan extensas, al cruzar de una hacia otra, el ambiente se puebla de nuevas y variadas historias.

Esta transición me llevó hacia las puertas de Hiroshima, una ciudad de tinte industrial, griseada por los colores fabriles y, en la cual, se puede apreciar un mayor movimiento turístico que lo vivido en mi estancia por la región de Kyushu.


Este interés ocurre porque la ciudad atrae por su trágica participación en la Segunda Guerra Mundial y, en sectores específicos, se pueden observar distintas oleadas turísticas.


Sin embargo, no tardé en alejarme del casco histórico para descubrir la periferia de la región. Entre expediciones, encontré un refugio que se encontraba protegido del turismo masivo en el lejano barrio de Hatsukaichi.

Gracias a estas latitudes, conecté con la actividad portuaria que se hace presente alrededor de un conjunto de islas que conforman la zona marítima de la bahía de Hiroshima. Estas ciudades tienen un encanto particular al ser beneficiadas por una melodía constante que emana de sus costas; un arte natural que embellece la rutina de cualquier trabajador.

La antigua ciudad de Iwakuni


2. Mapa de ruta: Ciudad de Iwakuni

🚄 Transporte #1: En caso de que quieras acceder por tren, tendrás que combinar la línea San yo (enlace) con la línea Gantoku (enlace). La conexión se hace en la estación Iwakuni. Una vez tomado el tren de la línea Gantoku, hay que bajarse en la estación Nishi-Iwakuni. Desde ahí estarás a 2 kilómetros a pie.

🚌 Transporte #2: La línea de ómnibus Iwakuni (enlace) tiene una parada en la entrada del puente histórico que da ingreso a la ciudad. Es una opción mucho más accesible que el tren.

👍 Transporte #3: Si te hospedaste en Omotenashi, es cuestión de que arregles con el dueño a ver si puede llevarte.


Los hostel o lugares comunitarios casi siempre me han sorprendido. Tanto por el grupo humano que lo lleva adelante – muchas veces es una familia – como también por la comunidad viajera que encuentra un punto de encuentro en el camino.

En este sentido, acepté la propuesta del dueño de Omotenashi, quien denotaba tantas ganas como yo en salir a conquistar la ruta. Volante en mano, fui invitado a recorrer las tierras de Iwakuni; un sitio histórico y cuna del puente Kyntaikyo.

Construido en el año 1673, fue el objetivo de diversas furias naturales. No obstante, supo encontrar el elixir de la vida a través de la perseverancia japonesa. Sus cinco arcos compuestos de piedra maciza atraviesan al río Nishiki hacia los vestigios de la prosperidad feudal.

Lamparas de fuego acechan los ríos bajo el Ukai


Antes de navegar al pasado citadino, en las costas aledañas del río se esconde la intrigante leyenda del Ukai: una técnica de pesca ancestral que se consolidó durante el período Heian (794-1185 d.c.).

El mecanismo consistía en domesticar a los Cormoranes – una especie de aves – para que ellos fueran los que cazaran los Ayu – peces de agua dulce – durante la noche y atados sobre su garganta, se les impedía tragarlos.

Para ello, se utilizaba una lampara de fuego que atraía a los peces a la superficie para que las mismas aves, atadas desde el cuello, se encarguen de capturarlas.

Pesca_Ukai_Cormoranes_Iwakuni_Japon

Luego de cruzar por los arcos del tiempo, el parque Kikko emerge desde las raíces históricas. En la entrada del mismo, fui recibido por la estatua de un eterno guardián que cuida de su pueblo aún en estado pétreo, Kikkawa Hiroyoshi.

Además de ser el hombre que inició las construcciones del puente, en el Período Edo (1603 a 1868 d.c.), esta zona estuvo poblada y administrada por el clan Kikkawa, fundadores del castillo que se conserva en perfectas condiciones en la cima del monte que abraza a la ciudad.

Kikkawa_Hiroyoshi_Iwakuni_Japon

La cima del clan desde el Monte Yokoyama


Al oeste de la aldea, atravesé el parque Momiji para acceder al portal que da inicio al boscoso sendero del monte Yokoyama. Una extensión natural de la esencia Kikkawa, la cual invita a perderse entre los colores y sonidos provenientes de su interior.

Antes de que la mañana se extinguiera, el majestuoso castillo se asomó por la cima y acobijado por Yokoyama, crean juntos un ambiente de ensueño.

Vista_desde_el_castillo_de_Iwakuni_Japon

El duelo de Sasaki Kojirō


Al descender del monte, me topé por casualidad – algunos lo llaman destino – con la estatua correspondiente a Sasaki Kojirō, un reconocido espadachín japonés nacido en el siglo XVI. Rodeado por un jardín de iris, el pueblo recuerda su vida con honor.

En este sentido, su particular historia se destaca, ante todo, por la leyenda de su muerte. Este episodio representa un hito emblemático porque fue vencido por Miyamoto Musashi, personaje al crucé en una región más al sur y que describí en este post sobre mi recorrido por Kumamoto.

Monumento_al_samurái_sasaki_kojiro

Algunos datos de la historia fueron documentados, otros varían según las versiones transmitidas oralmente, sin embargo, la siguiente información mantiene una continuidad:

Los dos experimentados espadachines aceptaron enfrentarse en un duelo que tuvo lugar el 13 de abril de 1612, en la isla Ganryu. Programado para el amanecer, Sasaki Kojirō y los oficiales que servían de testigos aguardaron por Miyamoto Musashi durante horas.

Su ausencia llevó al rumor de que Musashi había huido aterrado por la terrorífica técnica de Kojirō. Nada estuvo más lejos de la verdad.

« […] el decidió llegar tarde al duelo para perturbar la mente de su rival »

Miyamoto Musashi fue transportado a la isla a través del bote pesquero de un local. Durante este corto viaje, esculpió una espada de madera que utilizaría frente a su rival.

Cuando el bote por fin llegó, Kojirō, irritado y cegado por la furia, desenvainó su espada y lanzó su funda a la lejanía. Musashi notó este gesto y le dijo a su rival, “Si ya no le darás uso a tu vaina, ya estás muerto”.


Cuando el duelo comenzó, Musashi provocó a Kojiro para que realizará el primer movimiento. Con un rápido contraataque, logró vencerlo a través de un movimiento certero.

Antes de marcharse, Musashi hizo una reverencia a su rival, demostrando la tristeza por la pérdida de un gran guerrero. Fue en este momento que alcanzó el Satori, el despertar espiritual. Desde este momento, renunciaría a los duelos letales.

Serie de la NHK “Musashi” (2003)

Fragmento de la serie Musashi (2003) emitida por la NHK

La isla sagrada de Itsukushima


3. Mapa de ruta: Isla de Itsukushima

🚈 + Transporte #1: Con el Ferry a Itsukushima (enlace) podes llegar sin mayores inconvenientes (y es bastante accesible). Desde la terminal marítima de Miyajima salen embarcaciones diariamente hacia la isla. Aunque la terminal no está tan cerca de la ciudad (podes conectarla desde la estación Miyajimaguchi de la línea San jo), es un buen destino para aprovechar. Además, si tenes el JR Pass, el mismo ya te incluye el boleto del ferry.

🚴 + Transporte #2: Si estás hospedado en Omotenashi, podes optar por alquilar la bicicleta e ir hasta la terminal en ella (hay estación para bicicletas). Distancia en bicicleta: 3,5 kilómetros.


El sol daba sus primeros indicios sobre la costa cuando emprendí la nueva aventura. El aire matinal del otoño guió mi interés hacia la embarcación que me transportaría hacia un nuevo objetivo: Itsukushima.

También conocida como Mijayima, es una isla que llamó mi atención por su contraste. Desde el primer momento se hace notar el movimiento animal sobre la pequeña ciudad allí ubicada y, acompañado del semi-adiestramiento de los ciervos locales, escenifican una especie de zoológico al aire libre.

Los sagrados animales del sintoísmo dan la bienvenida a la presencia humana y, desesperados por algún trozo de comida que el visitante pueda dejarle, se lanzan a su misión diaria. Su aspecto obscuro, sus cuernos recortados y la mirada perdida en la ciudad del asfalto, me dejó una triste imagen de estos animales que generalmente son idealizados por su belleza natural y sus poderosos cuernos.


🧐 Reflexión del Aprendiz: El primer tramo de la isla me transmitió una sensación inspirada en lo artificial. En épocas en que la masa turística está en la lupa, fue un buen lugar para analizar esta situación. El primer contraste estaba aquí y me dejaba la siguiente pregunta: ¿El turismo desmedido es un factor que genera una explotación de los entornos naturales dañando el ecosistema del lugar? Puede que algunas respuestas se encuentren en los ojos de aquellos ciervos… ¿ustedes qué piensan respecto a esto? En los comentarios al final de la publicación pueden dejar su reflexión.


Luego de este primer tramo, un escenario espiritual se hizo visible acompañado por el legendario torii del santuario de Itsukushima que despliega su potencial en las aguas de la bahía.

Según la época del año y el momento del día, las cambiantes mareas pueden permitir que te acerques a él por tierra o por mar, aunque, desde la lejanía, ya se lo puede observar camuflado entre los dioses del mar.

Templos del cielo desde el Monte Misen


Siguiendo este camino espiritual, la entrada a tierra sagrada comienza a vislumbrarse hasta que, finalmente, el Monte Misen hace su aparición. Su elegante sendero invita a escapar del comercio turístico para descubrir las raíces de la isla. Ubicado a 535 metros sobre el nivel del mar, el monte es el pico más alto de la isla; un parámetro que lo convierte en el protector del área.

El sendero principal advertía que cuando cae la noche, el camino se torna muy obscuro para la visión humana y, dado que comencé su ascenso al atardecer, el tiempo me pautó un nuevo desafío.

Opté por el recorrido que bordea la Cascada Shiraito, un ambiente en donde el dialogo entre la roca y el agua es siempre gratificante. Además, si uno se concentra en su conversación, pierde la noción del desgaste físico que acomete sin pausa sobre el cuerpo.

Finalmente, cuando el sol daba sus últimas estelas de luz, emergió un complejo de templos budistas que se fusionan a las antiguas rocas y hacen vibrar la historia religiosa del monte celestial.

A su vez, un atardecer rosado invadía la bahía para demostrarme que también hay colores vivos en la serena ciudad de Hiroshima y que su grandeza histórica va mucho más allá de una bomba occidental.


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