Camioneta estacionada sobre la entrada de la ciudad de Yapeyu

Yapeyú: nace un tal San Martín


157km son los que separan a Yapeyú de la ciudad de Mercedes, el primer tendido de ruta que había idealizado dentro de la provincia de Corrientes – y de la cuál te hablo en la crónica anterior

Sin embargo, luego de evadir el afluente turístico que se dirigía con fuerza hacia los Esteros del Iberá, la quietud comenzó a emerger sobre lo que supo ser tierra guaraní, jesuita y, para el orgullo de muchos, la cuna de uno de los estrategas más reconocidos de la historia moderna: José de San Martín.

El flamante Libertador de Argentina, Chile y Perú, nació sobre estas latitudes el 25 de febrero de 1778. Una estela de su vida marcada por la aislada memoria de la niñez hicieron que sus primeros tres años sean contados a la veda del río Uruguay.

Para aquella época, el pueblo pertenecía a la región denominada como “Las Misiones” y, guiados por la carrera militar de su padre, la familia sanmartiniana arribaría por un corto período a la entonces comarca rural que se había militarizado por las frecuentes invasiones lusas – arremetidas que la dejarían en ruinas en reiteradas ocasiones -.

No obstante, tras la conformación de Argentina como nación, aquellas cenizas serían la semilla para la fundación del pueblo tal cuál lo conocemos y que, desde 1860, su pequeño puñado de habitantes respiran el aire de grandeza de un niño que nos otorgó la libertad.

Un significativo ejemplo son Charo y Rosendo, una pareja de motoqueros enamorados por las hazañas del libertador y que hace años decidieron sembrar raíces en el pueblo. Fueron ellos los que me abrirían las puertas de su hogar y, en pos de anotar una extravagante aventura más para mi carpa, pasaría la noche yapeyuense entre el diesel y cilindradas.

Hombre y mujer posan para una foto

El legado jesuíta – guaraní


En épocas en que la historia de la humanidad reanima lugares históricos con el fin de rememorar sucesos y afianzar identidades, la actual Yapeyú es un claro ejemplo de como un pueblo puede girar alrededor de la esencia del pasado. Desde las calles con insignias a los compañeros más amados del libertador, de variadas batallas trascedentes y hasta del camino cordillerano que utilizó para atravesar sobre el valle del Aconcagua, el diseño de la actual ciudad es un libro arquitectónico de la vida del prócer argentino.

Sumado al encanto de lo antiguo, la naturaleza radiante de una región húmeda que descansa sobre el regazo de uno de los ríos más importantes del país hacen de Yayeyú un lugar de ensueño para habitar entre la soledad urbana y la abundancia de trinares que musicalizan el ambiente desde los árboles cercanos.

En definitiva, en épocas jesuítas, esta región supo ser un centro artístico y científico que atrajo la atención. Por ejemplo, la música fue un elemento principal con la que estos transmitían su educación a los guaraníes, quienes, por el otro lado, parecían tener una habilidad innata en sus cuerpos:

P. Strobel, 1723

«Pude observar que estos indios guardan compás y el ritmo con mayor exactitud que los europeos… ejecutan sus danzas, acompañados por instrumentos de cuerda, con tal maestría que, ningún maestro europeo se avergonzaría de reconocerlo por sus discípulos»

Sin embargo, esto no fue lo único en lo que la relación jesuíta-guaraní se destacaría. Entre otras tantas áreas de expertise, los jesuitas fueron los compositores de los primeros planos y mapas de la región, documentos que servirían de base para luego definir los límites con los portugueses en 1750.

P. Furlong

«En todas las regiones de América dedicáronse los jesuitas con tesón y éxito al mejor conocimiento de los accidentes físicos, y de todas ellas se esmeraron en levantar planos y componer mapas geográficos; pero podemos aseverar que en ninguna región llevaron a cabo una labor tan proficua como en el Río de la Plata»

Estas son solo algunas de las huellas del conocimiento que esta alianza social provocó. Los motivos del avance jesuítico pueden ser puestos a tela de juicio, sin embargo, esta parte de la historia ya fue escrita, y si de algo nos provee la pequeña ciudad costera es un avistaje a aquel pasado no tan lejano.

Yapeyú hoy


La historia nos ilumina la grandeza del pasado en Yapeyú pero… ¿qué hay de su presente?

Hoy la ciudad es una panacea que combina cada estepa de su legado y la enaltece en cada rincón de su tierra. Las ruinas de la casa natal de San Martín, el museo jesuítica-guaraní y un camping en el regazo del río Uruguay, son solo algunas bondades de la actualidad yapeyuense.

Poco más de 2000 habitantes son los residentes que mantienen izada la bandera de su legado y, orgullosos de la fertilidad histórica, a las 8.30 de cada mañana un granadero – unidad del Ejercito Argentino fundada en 1812 por el mismo José de San Martín – cabalga desde el Regimiento de Granaderos a Caballo hacia la casa natal con el fin de resguardarla emblemáticamente durante todo el año calendario.

Capaz no es un hecho turísticamente llamativo, sin embargo, en ese trote solitario y fugaz se encuentra definida la libertad en el diccionario de una joven nación soñadora.


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